Cet article fait partie du dossier La présidentielle française vue de l'étranger

Nous vous invitons à suivre ce dossier qui relatera la perception dans le monde de la campagne présidentielle en France. La campagne trouvera son épilogue les 10 et 24 avril 2022.

Jean-Luc Mélenchon: “Francia puede ser la punta de lanza de un modelo espacial al servicio del interés humano general”

Le 22 octobre 2021, Jean-Luc Mélenchon, alors en déplacement officiel en Guyane, s'est rendu au centre spatial à Kourou pour assister au lancement de la fusée Ariane V. Ce fut l'occasion pour le candidat de l'Union populaire d'échanger avec les techniciens, de participer à l'installation de la fusée sur le pas de tir, et de prononcer un discours sur la nouvelle frontière de l'humanité : l'espace. Ce jour-là, Jean-Luc Mélenchon a également publié une tribune sur le site du HuffPost : "La France peut être le fer de lance d'un modèle spatial de l'intérêt général humain." Le quotidien chilien "El Clarin de Chile" a traduit en espagnol la tribune, afin de la publier sur son site internet. Nous publions sur Le Monde en Commun la tribune en espagnol, suivie de la version originale, en français.

El lanzamiento de Ariane 5 el 22 de octubre nos recordó nuestro papel en la nueva frontera que atraviesa la humanidad: el espacio. Gracias a una voluntad política clara y constante, y a la ardua labor de sus trabajadores, ingenieros y científicos, Francia se ha situado a la cabeza de las potencias espaciales. Kourou, en la Guayana Francesa, es el tercer puerto espacial del mundo. La contribución de cada francés al espacio es la segunda mayor del mundo. Como todas las hazañas científicas y técnicas realizadas por nuestro país, ésta fue posible gracias a la movilización de su Estado en una dirección de interés general.

Desde entonces, dominamos todos los conocimientos técnicos necesarios para la producción y el lanzamiento de satélites, los viajes tripulados y la exploración científica del sistema solar. Se trata de una baza importante, ya que hoy en día casi todo en el mundo desarrolla o adquiere tecnologías espaciales: telecomunicaciones, transporte de mercancías y personas, observación del medio ambiente y de las especies, aplicaciones digitales.

Pero cuidado: en el ámbito espacial, la humanidad está llegando también a un punto de inflexión. Se propone una orientación, la del ” nuevo espacio”, que corresponde a una visión liberal anglosajona. Sus amos son multimillonarios sin escrúpulos que sueñan con hacer del espacio su nuevo patio de recreo y, sobre todo, una gran fuente de beneficios. Subvencionados por el presupuesto de Estados Unidos, sueñan con fútiles sueños de turismo espacial o de publicidad luminosa en el espacio. Esto es, antes de que obstruyan la órbita de la Tierra con “constelaciones de mini-satélites”. Así, ya están preparados para reproducir en el cielo todos sus desmanes terrestres e incluso se están preparando para apropiarse y minar las estrellas. De hecho, desde 2015 Estados Unidos ya ha “legalizado” esta privatización del espacio. Luxemburgo, que nunca llega tarde a las gangas financieras, siguió su ejemplo en 2016. Rompieron unilateralmente el tratado espacial de 1967, en el cual todos los cuerpos celestes fueron declarados res nullius (se consideraba que no pertenecían a nadie). ¿Qué ha dicho Francia para contrarrestar esta locura? Nada. Bajo las presidencias de Hollande y Macron, se ha revolcado en el seguidismo servil.

¿Acaso la humanidad ha salido al espacio para hacer publicidad a unos cuantos multimillonarios y a las multinacionales que poseen? ¿O salimos para ampliar el campo del conocimiento científico y para mejorar la vida de los seres humanos? Si los franceses lo deciden en las próximas elecciones presidenciales, nuestro país puede convertirse en la punta de lanza de un modelo espacial de interés general humano: le corresponderá dar vida a una francofonía científica y espacial, creando una universidad espacial internacional.

Creemos en una carrera profesional orientada hacia el espacio. Estas capacidades técnicas, en un momento de incertidumbre ecológica, son mucho más esenciales que el “internet de las cosas” que pretenden los proyectos de un Elon Musk. Propongamos una misión internacional de limpieza de la órbita baja de la Tierra para evitar colisiones de satélites que, de otro modo, serán inevitables y tendrán graves consecuencias en la Tierra. Estemos en primera línea para relanzar la idea de la exploración espacial internacional, en particular con las misiones robóticas hacia Marte, bajo la égida de la ONU y de las grandes asociaciones científicas internacionales.

Para ello, Francia debe evitar a toda costa un declive de su avance en el espacio, que es una amenaza latente por la incoherencia de nuestros dirigentes. Éstos han permitido que nuestra autonomía se deteriore en el seno de la Agencia Espacial Europea, creada por Francia. En 2017, Alemania rompió el acuerdo sobre satélites que habíamos establecido con ella. Emmanuel Macron ha firmado un acuerdo que ratifica el traslado de la construcción de un motor de cohete Ariane al otro lado del Rin. Mientras tanto, como socio desleal, el gobierno alemán quiere desarrollar su propia industria de mini-lanzamientos y utilizar un sitio de lanzamiento en Noruega en lugar de Kourou, en la Guayana Francesa. Esto, después de negarse a reservar la exclusividad de sus satélites para el lanzador europeo Ariane.

¡Basta ya! Francia no puede hacer nada bueno si ya no controla sus proyectos. Es hora de reforzar el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) y devolverle su lugar primordial en nuestra política espacial. Del mismo modo, es absurdo haber aceptado, sin siquiera un debate en el Parlamento, la instalación de un centro espacial de la OTAN en Toulouse, a pesar de la reciente historia de espionaje y engaño de Estados Unidos contra nosotros. Este centro debe ser cerrado. Francia debe ser capaz de defenderse. Pero debe rechazar la carrera armamentística espacial en la que están inmersos los Estados Unidos.

Si gano las elecciones presidenciales, propondré un nuevo tratado para la desmilitarización del espacio. Ampliaré la cooperación espacial de Francia con Rusia e Italia. Continuaré su cooperación efectiva con China. Efectivamente, Francia ya ha desarrollado y enviado, una cámara sobre el rover chino en Marte.

El horizonte espacial contiene una cierta visión de la humanidad. Una que tiene las miradas tornadas juntas hacia las estrellas en vez de quedarse únicamente clavadas en nuestros propios conflictos. ¿Qué otro camino para nuestro país?

Jean-Luc Mèlenchon

Candidato a la presidencia de Francia.


La tribune en français.

La France peut être le fer de lance d’un modèle spatial de l’intérêt général humain

« Si je remporte l’élection présidentielle, elle proposera un nouveau traité de démilitarisation de l’espace », déclare le chef de file de la France insoumise, candidat à la présidentielle 2022, en déplacement en Guyane.

Le tir d’Ariane V en ce mois d’octobre rappelle notre rôle sur la nouvelle frontière franchie par l’humanité: l’espace. Grâce à une volonté politique claire et constante, et grâce au travail acharné de ses ouvriers, ingénieurs et scientifiques, la France s’est hissée au premier rang des puissances spatiales. Kourou en Guyane est le troisième port spatial mondial.

La contribution de chaque Français pour l’espace est la deuxième du monde. Comme toutes les prouesses scientifiques et techniques réalisées par notre pays, celle-ci le fut grâce à la mobilisation de son État dans une direction d’intérêt général. Depuis, nous maîtrisons tous les savoir-faire nécessaires à la production et au lancement des satellites, au voyage habité et à l’exploration scientifique interplanétaire. C’est un atout majeur puisque tout dans le monde ou presque se fait désormais en impliquant les technologies spatiales: télécommunications, transport de marchandises et de personnes, observation de l’environnement et des espèces, applications numériques.

Les “nouveaux maîtres de l’Espace”

Mais alerte: dans le domaine spatial aussi, l’Humanité arrive à un point de bifurcation. Une direction est proposée, celle du “new space”. Elle correspond à une vision libérale anglo-saxonne. Ses maîtres sont des milliardaires sans scrupules qui rêvent de faire de l’espace leur nouveau terrain de jeu et surtout une belle source de profits. Grassement subventionnés par les budgets des États-Unis, ils agitent des rêves ineptes de tourisme spatial ou de publicité lumineuse dans l’espace. Cela avant d’obstruer l’orbite de la Terre de “constellations de “mini-satellites”. Ainsi sont-ils déjà prêts à reproduire dans le ciel tous leurs saccages terrestres. Ils préparent même l’appropriation et l’exploitation minière des astres.

En effet, les États-Unis ont rendu légale cette privatisation de l’espace depuis 2015. Le Luxembourg, jamais en retard pour les bonnes affaires financières leur a emboîté le pas en 2016. Ils ont unilatéralement déchiré le traité sur l’espace de 1967. Celui-ci prévoyait que tous les corps célestes étaient res nullius: réputés n’appartenir à personne. Qu’a dit la France pour contrer cette folle fuite en avant? Rien. Sous l’effet des présidences Hollande et Macron, elle s’est vautrée dans un suivisme servile.

Éviter de déclassement spatial

L’Humanité est-elle allée dans l’espace pour faire la publicité de quelques milliardaires et des multinationales qu’ils possèdent? Ou l’a-t-elle fait pour étendre le champ de ses connaissances scientifiques et améliorer la vie du peuple humain ? Si les Français le décident lors de la prochaine élection présidentielle, notre pays peut devenir le fer de lance d’un modèle spatial d’intérêt général humain. À elle de faire vivre une francophonie scientifique et spatiale en créant une université internationale de l’espace. Créons une filière des métiers liés à l’espace. Ces capacités techniques à l’heure de l’incertitude écologique sont bien plus indispensables que “l’internet des objets” que visent les projets d’Elon Musk. Proposons une mission internationale de dépollution de l’orbite basse pour éviter les collisions de satellites qui sinon deviendront inévitables et lourdes de conséquences sur Terre. Soyons à la manœuvre pour relancer l’idée d’une exploration internationale de l’Espace, notamment les missions robotiques martiennes, sous l’égide de l’ONU et des grandes associations scientifiques internationales.

Pour faire tout cela, la France doit éviter à tout prix le déclassement spatial. Il menace à cause de l’inconséquence de nos dirigeants. Ils ont laissé se dégrader notre autonomie au sein de l’Europe de l’espace dont la France a pourtant été la créatrice. L’Allemagne a déchiré l’accord sur les satellites que nous avions avec elle en 2017. Emmanuel Macron a signé un accord qui entérine la délocalisation de la construction d’un moteur de la fusée Ariane outre-Rhin. Pendant ce temps, en partenaire déloyal, le gouvernement allemand veut développer sa propre filière pour les mini-lanceurs et utiliser un site de lancement en Norvège plutôt que celui de Kourou en Guyane. Cela après avoir refusé de réserver au lanceur européen Ariane l’exclusivité de ses satellisations.

Ça suffit ! La France ne peut rien faire de bon si elle n’est plus maîtresse de ses projets

Il est temps de renforcer le Centre National des Études Spatiales (CNES) et de lui redonner sa place première dans notre politique spatiale. De même, il est aberrant d’avoir accepté sans même une discussion au parlement l’installation d’un centre spatial de l’OTAN à Toulouse malgré l’histoire récente des États-Unis en matière d’espionnage et de tromperies contre nous. Ce centre devra être fermé.

La France doit être capable de se défendre seule. Mais elle doit refuser à la course à l’armement de l’espace dans laquelle les États-Unis sont engagés. Si je remporte l’élection présidentielle, elle proposera un nouveau traité de démilitarisation de l’espace. Elle amplifiera sa coopération spatiale avec la Russie et l’Italie. Elle poursuivra sa coopération efficace avec la Chine. La France a en effet envoyé une caméra sur le rover martien chinois. L’horizon spatial contient une certaine vision de l’Humanité. Celle qui a le regard tourné ensemble vers les étoiles plutôt que clouée sur ses conflits. Quel autre chemin pour notre pays ?

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Marina Mesure

Syndicalisme international

Marina Mesure is a specialist of social issues. She has worked for several years with organizations defending workers’ rights such as the European Federation of Building and Wood Workers.

She has campaigned against child labor with the International Labor Organization, against social dumping and the criminalization of unionism. As a famous figure in the international trade union world, she considers that the principle of “equal work, equal pay « remain revolutionary: between women and men, between posted and domestic workers, between foreigners and nationals ».

Marina Mesure, especialista en asuntos sociales, ha trabajado durante varios años con organizaciones de derechos de los trabajadores como la Federación Europea de Trabajadores de la Construcción y la Madera.

Llevo varias campañas contra el trabajo infantil con la Organización Internacional del Trabajo, contra el dumping social, y la criminalización del sindicalismo. Es una figura reconocida en el mundo sindical internacional. Considera que el principio de « igual trabajo, igual salario » sigue siendo revolucionario: entre mujeres y hombres, entre trabajadores desplazados y domésticos, entre extranjeros y nacionales « .

Spécialiste des questions sociales, Marina Mesure travaille depuis plusieurs années auprès d’organisations de défense des droits des travailleurs comme la Fédération Européenne des travailleurs du Bâtiment et du Bois.

Elle a mené des campagnes contre le travail des enfants avec l’Organisation internationale du travail, contre le dumping social, la criminalisation du syndicalisme. Figure reconnue dans le monde syndical international, elle considère que le principe de « travail égal, salaire égal » est toujours aussi révolutionnaire : entre les femmes et les hommes, entre les travailleurs détachés et domestiques, entre étrangers et nationaux ».

Sophia Chikirou

Directrice de la publication

Sophia Chikirou is the publisher of Le Monde en commun. Columnist, director of a documentary on the lawfare, she also founded several media such as Le Média TV and the web radio Les Jours Heureux.

Communications advisor and political activist, she has worked and campaigned in several countries. From Ecuador to Spain, via the United States, Mexico, Colombia, but also Mauritania, she has intervened with progressive and humanist movements during presidential or legislative campaigns.

In 2007, she published Ma France laïque (La Martinière Editions).

Sophia Chikirou es directora de la publicación de Le Monde en commun. Columnista, directora de un documental sobre el lawfare, también fundó varios medios de comunicación tal como Le Média TV y la radio web Les Jours Heureux.

Asesora de comunicacion y activista política, ha trabajado y realizado campañas en varios países. Desde Ecuador hasta España, pasando por Estados Unidos, México, Colombia, pero también Mauritania, intervino con movimientos progresistas y humanistas durante campañas presidenciales o legislativas.

En 2007, publicó Ma France laïque por Edicion La Martinière.

Sophia Chikirou est directrice de la publication du Monde en commun. Editorialiste, réalisatrice d’un documentaire sur le lawfare, elle a aussi fondé plusieurs médias comme Le Média TV et la web radio Les Jours Heureux.

Conseillère en communication et militante politique, elle a exercé et milité dans plusieurs pays. De l’Equateur à l’Espagne, en passant par les Etats-Unis, le Mexique, la Colombie, mais aussi la Mauritanie, elle est intervenue auprès de mouvements progressistes et humanistes lors de campagnes présidentielles ou législatives.

En 2007, elle publiait Ma France laïque aux éditions La Martinière.

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